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Los desafíos de una madre vencidos por el amor

“Ningún lenguaje puede expresar el poder, la belleza, el heroísmo y el amor de una madre”. H, Edwin.

Sí, ¡así es! Como lo dice Edwin H. Chapin, el heroísmo de una madre es único y Tania, la mamá Julieta, una niña de 7 años de edad, se ha encargado de demostrarlo desde el momento en el que supo que estaba embarazada.



Foto: Ledys - protesista de la Corporación y Julieta


Las madres se llenan de fuerza para proteger a sus hijos, y no hay felicidad más grande que saber, durante las ecografías, que todo estará bien. Cuando Tania llevaba 5 meses de embarazo, en noviembre del 2013, el médico le informó, sin embargo, que una de las extremidades inferiores de su hija no se estaba desarrollando adecuadamente y otro perinatólogo dijo que la niña no iba a poder sentarse. “En ese momento me sentí muy sola, no tenía apoyo y no paraba de preguntarme, ¿por qué a mí, por qué a mí?”, expresó Tania. Fue una noticia difícil de asimilar para ella y sus allegados. “Alguien muy cercano me sugirió un aborto, porque según ella, la niña iba a ser muy dependiente de mí”. Tania se llenó de fuerzas, sabía que no sería fácil, pero decidió asumir su situación con una actitud positiva, aunque por esos días, debido a tantas opiniones, sobre lo que sugerían que era mejor, dice que “estaba muy aturdida”.


Julieta nació en marzo de 2014 y durante las primeras horas, los médicos se encargaron de asegurarse de que la bebé se encontrara bien. Luego de examinarla y determinar si su estado de salud era óptimo, Tania, por fin, pudo tenerla en sus brazos. “No paraba de llorar al mirarla, Julieta me miraba también como preguntándome, ¿qué te pasa? ¿por qué lloras? Me di cuenta de que no tenía razones para llorar”.


El padre de Julieta se presentó para conocer a la bebe recién nacida, la tuvo en brazos y pasaron todo un día juntos. Este sería el único día que Julieta pasaría con su papá. “la niña quiere conocerlo, yo le digo que no sé dónde está y que cuando sea más grande, puede intentar buscarlo. Ella lo ha visto en algunas fotos que tenía en Facebook, pero ya no lo encontramos por este medio, ha sido difícil contactarlo”.


Desde su primer año, Tania comenzó el largo proceso para aprender sobre la condición de su hija y encontrar la mejor alternativa para brindarle la posibilidad de caminar y ser independiente. Las visitas al médico y radiografías se volvieron rutinarias, también las consultas con especialistas de diferentes ciudades, quienes tenían diversas opiniones y sugerencias. Un médico en Bucaramanga proponía que lo mejor era realizar un proceso quirúrgico, un especialista en Bogotá decía que lo más probable era que la niña no caminaría, otro sugirió hacerle una cadera ficticia, por otra parte, un médico en Tampa, Estados Unidos, con el cual se comunicó incansablemente a través de correos electrónicos, determinó que Julieta no era candidata para el tratamiento que se pensaba, pero sí ofrecía la opción de amputar su pierna y brindarle una prótesis, y finalmente, recibió la opinión de un médico en Medellín, quien le proponía hacer una plastia de rotación. Después de escuchar una gran cantidad de recomendaciones, decidió que no amputaría su pie, pues prefiere que sea ella quien, cuando crezca, tome la decisión que considere mejor para ella.









Foto: Hace parte del proceso de adaptación sugerido por el médico tratante. Era complicado, porque debía ponerse la cuenca durante el mayor tiempo posible.










Aprender a caminar siempre representa un gran reto en la infancia, pero el de Julieta tuvo un mayor grado de dificultad, debido a su condición y a pesar de que ha sufrido fracturas en su muñeca izquierda y su pequeño fémur, ella nunca se ha rendido, por el contrario aprendió a levantarse de las caídas con valentía y la mejor actitud para seguir adelante.


En el 2016, la pequeña recibió su primera prótesis, a través del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), presente en zonas de conflicto armado en Bucaramanga, y este proceso de adaptación significó un gran reto, entre el caminador y la prótesis, Julieta daba sus primeros pasos. Rápidamente, la prótesis le quedó pequeña, así que la Cruz Roja le otorgó su segundo aparato ortopédico. Durante este proceso de adaptación, Tania siempre se ha interesado por investigar y buscar más alternativas que puedan ser útiles en el desarrollo de su hija. Fue así como, entre grupos de apoyo de Facebook, conoció a otras personas y madres que comparten experiencias similares.


“Me di cuenta de Mahavir Kmina, porque una de las mamás del grupo de apoyo adoptó a una niña de la India, que tenía una prótesis de excelente calidad que le habían dado en la BMVSS, y ella me contó sobre la tecnología del pie de Jaipur. Decidí buscar entonces a la fundación y encontré que la Corporación estaba ubicada en Medellín, Colombia”. Tania se contactó con Mahavir Kmina y ansiosamente esperó el día de la cita de su pequeña. En octubre de 2018, Julieta de cuatro años, llegó a la Corporación con su madre, para la adaptación de su nueva prótesis.

Julieta tiene una familia que la ama y la apoya en cada proceso, siempre le recuerdan lo valiosa que es. Tania ha fomentado que le soliciten favores a la niña, pues dice que así aprenderá a afrontar distintas situaciones y demostrará que ella también puede. “Yo siempre le insisto en que es importante pensar ‘yo me amo, yo me acepto y yo me apruebo’ porque el autoestima es muy importante en el desarrollo de los niños”, expresa Tania. A pesar de que la pequeña ha sufrido burlas y comentarios inapropiados de personas externas, reforzar la seguridad y confianza que Julieta tiene sobre sí misma, le ayudará a sobrellevar los momentos difíciles y le permitirá socializar con mayor facilidad. “Ella cuando tiene su prótesis es muy feliz, claro que a veces se cansa y usa las muletas, luego se pone la prótesis nuevamente. Ella ama su pierna y su prótesis”.


“Aunque yo soy su referente, hay otros círculos sociales y es importante socializar y compartir con otros, en Mahavir Kmina siente que es un espacio que le abre esta posibilidad de ser ella, de hablar y expresarse”, comenta Tania, quien además ha descubierto un gran interés en Julieta por el arte y la ecología, pues cuenta que, “ella es feliz recogiendo flores, piedras y no quiere tirar nada a la basura, me llena la casa, no deja que bote nada, porque dice que hay que reciclar y que hay que cuidar el medio ambiente”.


Desde que tenía 4 años, hasta la fecha, Julieta ha recibido dos prótesis de Mahavir Kmina y ha asistido a dos citas para realizar algunos ajustes, recibiendo apoyo de todo el equipo de la Corporación, para cumplir todos los sueños que, desde ahora, ha empezado a construir.


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