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Amelia, una pequeña de grandes pasos

Para todos, la Navidad es una época de felicidad y de compartir con los seres queridos. Era la primera Navidad que Yudi celebraba con su bebé, que con apenas 8 meses, sonreía con la música decembrina y los villancicos. Ese lunes 24 de diciembre de 2018, entre risas, regalos, abrazos y comida, nadie imaginó cómo la vida de esta familia daría un giro inesperado en una semana.



¡Quién iba a imaginar que las fiestas de fin de año podrían sorprenderlos con un acontecimiento desalentador!


Tan solo unos días después de la celebración navideña en familia, la víspera de año nuevo llegaba con una noticia devastadora. Ya era 30 de diciembre y ese fue el día en el que Amelia fue diagnosticada con neumonía. Un día antes del anhelado año nuevo, su situación se complicó y en medio de su estado crítico, con algunos órganos comprometidos como sus pulmones y sus riñones, tuvieron que sedarla.


Los médicos detectaron complicaciones en una de las piernas de Amelia, una semana más tarde su pierna no mejoraba, pues una infección bacteriana generalizada afectó uno de sus miembros inferiores y la solución aparente era una amputación a la altura del tobillo. Yudi, confiando en la opinión médica, aunque no era una decisión fácil, aceptó la cirugía con optimismo y con la esperanza de que esto sería lo mejor para su bebé. El 8 de enero de 2019, fue el día de su cirugía y así como lo esperaban, fue la mejor decisión, pues la situación médica de Amelia mejoró significativamente y pudo salir de cuidados intensivos a cuidados especiales.


Solo pasaron unos cuantos días y Amelia ya estaba pasando por la segunda cirugía, debido a una necrosis que atacó su pierna, pero esta vez la recuperación fue mucho más fácil, rápida y alentadora, pues no tardó mucho tiempo en empezar a gatear de una lado para el otro en la casa, demostrando desde ese momento sus ganas de ser independiente para desplazarse.

Amelia ya tenía un año y su muñón estaba tan inflamado que no podía flexionar su rodilla, así que empezó a asistir a las fisioterapias recomendadas por el equipo médico que atendía su caso y poco a poco, fue teniendo más movilidad y su rodilla empezó a moverse. Estas buenas noticias llegaron con un mejor panorama, la solución para dar sus primeros pasos.


Para su suerte, uno de los médicos encargados de su proceso en el hospital, también es el director técnico de la Corporación que le brindaría su primera prótesis totalmente gratis y que a comparación de otras que ofrece el mercado, podría adaptarse mejor a la pequeña, gracias a sus características: liviana, resistente y personalizada. Yudi no podía creerlo y sin pensarlo solo decía, “yo voy a donde sea, cuando sea y como sea… ¡Gracias a Dios, gracias a Dios!”, para ella parecía un milagro.


Entonces llegó el día de su cita en Mahavir Kmina, para convertirse en uno de los 180 beneficiarios más pequeños. Las sonrisas de sus padres lo decían todo, con mucha expectativa y desde el poco conocimiento sobre el tema, se preguntaban, “¿cómo va a hacer para caminar con eso tan pesado?”, sin embargo, no tardó mucho para ponerse de pie con equilibrio y así dar sus primeros pasos.


Al año siguiente, la pequeña tuvo su segunda cita en la Corporación, pues había crecido tanto que su prótesis ya le quedaba pequeña, así que necesitaba una nueva. Esta vez, su prótesis tenía un significado más especial, Amelia ya resistía más peso y su pie ya no era de espuma, ahora recibía un pie de caucho que se parecería más a su otro pie, además tenía un diseño personalizado, con diferentes colores, que le hacían sentir más conexión. Al regresar a casa, sus familiares y allegados se sorprendieron al ver la similitud entre ambos pies, diciendo “¡qué hermoso! Se parece al real. Ahora se le ven hermosos sus zapatos”.


“No sé ni en qué momento empezó a caminar, correr, saltar, bailar, hacer vueltacanelas y hasta montar en monopatín, manteniendo su equilibrio con la prótesis”, decía la mamá de Amelia, la pequeña que ya tenía 2 años. Siguiendo los consejos del equipo de psicología de Mahavir Kmina, Yudi le compró un espejo a su niña, para que empezara a reconocerse y aceptar cada parte de su cuerpo, incluso, su nueva pierna. Hoy, se para frente al espejo y mira feliz su reflejo cuando tiene la prótesis y cuando no, también lo disfruta, sobando su muñón.


Amelia ha demostrado que los límites están en la mente y para ella no existen. A pesar de su corta edad, siempre quiere tener su prótesis puesta y después de tomar un baño por las mañanas, lo primero que hace es intentar ponérsela para salir a la calle. Al ver sus habilidades, sus padres planean regalarle su primera bicicleta. La pequeña se ha convertido en un gran ejemplo para toda su familia y los ha llenado de enseñanzas cada día que pasa, ahora, cuando alguno se queja, inmediatamente dicen, “me estoy quejando por esa bobada y mire a Amelia que todo lo puede”.



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