Una prótesis para trabajar en el campo
Según Giovanni Ruffini, “si la vida en el campo es saludable para el cuerpo, también lo es para la mente” y Jildardo, un agricultor, beneficiario de Mahavir Kmina, da cuenta de esta sabia frase. Al comenzar el día, se pone la prótesis y se alista para salir a trabajar. Confiesa que su fortaleza proviene de los retos que suelen desafiarlo, día a día, en el campo, para seguir adelante, pensando siempre en el bienestar de su familia.
Las labores pesadas requieren de una prótesis resistente y después de pasar algún tiempo usando unas que no le brindaban la seguridad que necesitaba para realizar sus actividades cotidianas, llegó a Mahavir Kmina y es por esto que comenta, “yo le hago mucha fuerza a eso, el campo siempre tiene sus plancitos y sus subidas y yo cargo, y cargo bultos de abono, de café, lo que sea, y yo cojo café, desyerbo, siembro plátano, siembro yuca, lo que se me aparece en el campo, monto a caballo, por ahí dos horas a caballo, pero yo no sé cómo es que no se daña eso tan ligero, son súper finas, la verdad súper, yo estoy muy amañado con la prótesis”.
Durante su visita a la Corporación, cuenta que perdió su pierna, un día cuando madrugó a ordeñar una vaca, la cual cayó sobre su pierna, ocasionándole una lesión tan severa, que no hubo más remedio que amputar la pierna. “Eso sí me dio tristeza, la pérdida, tenía yo como treinta y dos años, era muy joven… Ah, eso es muy duro”, recuerda Jildardo, con nostalgia en su mirada.
Como lo expresa él, “lo más bonito del campo es la paz que se siente” y esa paz, acompañada con buena actitud y disposición, le permitieron superar las adversidades, incluso, sin imaginar que sería posible, se casó con una vecina, quien conocía su historia y años más tarde, tuvieron un hijo.
Muchas personas suelen hacerle comentarios de asombro por su tenacidad y dedicación al trabajo, pero para él, los límites están en los pensamientos y narra, “hago todas esas cosas y muchas gente me dice que yo cómo hago, trabajando, es que uno todo lo tiene en la cabeza, uno no se puede poner a pensar que con la pierna así no se puede hacer” y agrega, “¿sabes una cosa?, tan así y todo y tengo 73 años y me siento como joven, lo que yo sí sé, es que si usted dice “estoy vieja, estoy vieja”, vieja se vuelve”.
Muy agradecido con el equipo de Mahavir Kmina y las personas que apoyan a la causa, comparte su testimonio, como un mensaje de motivación para quienes necesitan palabras de aliento que les permitan seguir hacia adelante a pesar de los obstáculos, “a las personas que están amputadas, les digo que emberraquen, que no se rindan por nada. Vea, uno desde que tenga la menta aliviada, que se venga todo”, añadiendo, “hay que ponerle moral a la vida, después de eso, vea que me casé y yo vivo súper… Yo estoy muy agradecido, cuántos quisieran vivir la vida que yo he vivido”.
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