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Shaira cambió sus miedos por oportunidades

Esta es la historia de Shaira, una pequeña que nació con malformación congénita en una de sus piernas y se ha convertido en un gran ejemplo de vida para su familia. “Ella es una guerrera”, expresa Andreina, su tía, quien desde los primeros años de la niña, se ha convertido en su madre.





Cuando Shaira nació, su familia estaba sorprendida y en ocasiones lamentaban la condición de la pequeña, pues su pie izquierdo se había desarrollado con una malformación congénita y aunque podía desplazarse de un lugar a otro y realizar sus actividades sin impedimento alguno, no podía usar zapatos en su pie. A pesar de que su familia nunca había vivido una experiencia similar o cercana a una discapacidad, el apoyo nunca le ha faltado, pues empezó a gatear con normalidad y luego a dar sus primeros pasos con ambos pies.


A los 2 años de edad, la vida de Shaira dio un giro inesperado, pues su madre falleció y su tía, hermana de la mamá, quedó a cargo de ella, comprometida a velar siempre por su bienestar y su adecuado desarrollo. Aunque para Shaira no fue fácil asimilar la pérdida, el tiempo y el amor que recibió de su familia, le permitieron continuar con su infancia.


En vista de la situación en el pie de la niña, Andreina comenzó a investigar sobre alternativas que le permitieran caminar y disfrutar su niñez. En la búsqueda encontró una fundación de Ábrego, Norte de Santander, donde una mujer colaboradora, interesada en ayudarlas, les habló sobre la Corporación Mahavir Kmina, sugiriéndoles solicitar una cita para mirar las posibilidades de que la pequeña pudiera recibir una prótesis y así poder caminar cómodamente con sus zapatos.


Era junio de 2019 y llegó el momento que tanto Shaira como Andreina esperaban con ansiedad, pues estaban preparadas para empezar el proceso de adaptación de la niña y viajaron a Medellín, Colombia para su cita en Mahavir Kmina. A pesar de que Shaira tenía tan solo 2 años de edad, la ausencia de su madre desencadenó una depresión que se veía reflejada en el miedo y la actitud poco receptiva para recibir su prótesis por primera vez, mientras lloraba, tratando de evitar lo que sucedía a su alrededor.





Poco a poco, durante su estadía en la Corporación, compartiendo con otros beneficiarios y contando con el acompañamiento del equipo que la atendió, la pequeña fue entendiendo que empezaría a vivir un nuevo capítulo y recibiría, más que una prótesis, una oportunidad para continuar. Su proceso de adaptación se siguió fortaleciendo en casa y gracias a los videos que le compartió Andreina, con testimonios de niños, también beneficiados por la Corporación, fue aceptando su prótesis.


Con el paso de los días y a medida que se iba adaptando, sus lágrimas de angustia se convirtieron en sonrisas y sus actitudes de rechazo se tornaron en agradecimiento. A partir de ese momento, su rostro solo expresaba la felicidad de recibir una prótesis que la seguiría acompañando en su camino y le permitiría seguir demostrando su inteligencia y capacidades, jugando con sus primos, subiéndose a los árboles y siguiendo sus rutinas sin impedimento alguno, pues como dice Andreina, “no ve obstáculos, ni nada que pueda impedirle hacer lo que le gusta, se sube a los árboles y lo que a veces se nos dificulta a nosotros, ella lo logra, es un gran ejemplo”.


Al regresar a casa, la felicidad contagió inmediatamente a toda su familia, pues ver a la pequeña caminando con su nueva prótesis, significaba que lo que un día fue un sueño, ahora se había hecho realidad, no se imaginaban que ese día llegaría y que Shaira podría seguir contando con el apoyo de la Corporación. Ocho meses más tarde, la pequeña regresó a Mahavir Kmina por una segunda prótesis, pues debido a su crecimiento, la otra ya le quedaba pequeña. Esta vez, su actitud tuvo un cambio tan significativo que no pasó desapercibido, ahora, solo compartía su sonrisa y lucía su prótesis con más orgullo que nunca.





Una vez más, Shaira recibió la atención por parte del médico fisiatra, los protesistas y el acompañamiento de Juan Ricardo López, psicólogo de la Corporación, quien ha expresado que, “en el caso de Shaira vemos que los más pequeños tienen un gran potencial para adaptarse fácilmente a los aparatos ortopédicos debido a la neuroplasticidad y la ausencia de pensamientos prejuiciosos que en muchas ocasiones se instauran en los pacientes y se desarrollan como obstáculos para la adaptación de la prótesis”, lo que explica por qué la pequeña tuvo un cambio positivo tan significativo.


Ahora, a sus cuatro años, Shaira asiste a la escuela, cursa preescolar y sueña con ser médica en el futuro, pues con la atención que recibió en la Corporación, sus miedos desaparecieron y sus sueños empezaron a cumplirse poco a poco.


Gracias a la atención recibida en la Corporación, ambas se sienten muy agradecidas y Andreina expresa, “Mahavir kmina me recibió de la mejor manera, porque en los lugares que he estado con la niña, es el mejor lugar en el que nos han atendido, el trato ha sido muy chévere y me queda solo agradecer por la gran labor hacia mi sobrina y que ella haya obtenido la prótesis”, agregando, “al principio teníamos miedo, porque cuando ella llegó donde el psicólogo se metió debajo del pupitre a llorar, pero ahora ha sido lo mejor para ella y luego cuando se le dañó su prótesis pidió que se la cambiaran”.


El éxito en el caso de Shaira se debe al apoyo, el acompañamiento adecuado y el amor que ha recibido por parte de su familia y de Mahavir Kmina, como lo explica el psicólogo de la Corporación, “es necesario resaltar que en los pequeños es muy importante el acompañamiento de padres o cuidadores, donde se les enseñe a los pequeños el uso constante y el cuidado del aparato ortopédico. Así mismo, es muy importante que no asuman una actitud sobreprotectora y les permitan explorar el mundo que es propio de su edad”.


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