Construyendo caminos de superación
A sus 70 años de edad, Jorge Eliecer emprendió un viaje junto a su hermana, desde Bogotá, hasta Medellín, con un único propósito: recibir una oportunidad para volver a caminar. A pesar de perder su pierna derecha en un accidente de tránsito, cuando tenía 30 años, ha corrido con la suerte de conseguir las prótesis de miembro inferior, que durante 40 años le han permitido caminar y tener independencia.
Su primera prótesis la compró en el Hospital Militar Central, con mucho esfuerzo, no solo por un asunto económico, sino también al ser un nuevo proceso en su vida, donde debía aprender a adaptarse a su nueva condición, poco a poco, para lograr caminar de nuevo, tal como lo relataba, mientras esperaba su nueva prótesis en un cubículo de Mahavir Kmina, “fue muy difícil para mí, no me adaptaba tan rápido y entró la desesperación, que no hallaba que hacer, era tan difícil coger un bus, caminar”. Dentro del desespero que lo abrumaba, en algunos momentos, tomó decisiones equivocadas, pero por sorpresa encontró en su camino a la mujer con la que hoy en día tiene su hogar, su familia: su esposa.
A los 5 años de novios, decidieron migrar y empezaron a rehacer su vida en Ecuador, donde Jorge se dedicó, por unos años, a trabajar en publicidad como independiente. “He salido adelante con la ayuda de Dios, de mi esposa y de mis hijos”, comentaba con una gran sonrisa, mientras recordaba aquellos momentos del pasado, en los que, con mucho esfuerzo, logró crear su propia empresa en la ciudad de Quito y por medio de un banco, adquirir una vivienda. Un tiempo después, decidió vivir en Ibarra, por lo que vendió su casa, para adquirir un lote y vivir allí durante su juventud.
En ese entonces, empezó a estudiar arquitectura y al mismo tiempo, dedicaba una gran parte de su tiempo al dibujo. Sintiendo siempre un gran interés por la construcción, consiguió empleo, pero después de un tiempo, la situación no pintaba muy bien, entonces decidió regresar a su tierra natal, por lo que hace 20 volvió a Colombia, para vivir nuevamente en Bogotá. Dedicándose a la construcción y como si se tratara de un sueño hecho realidad, comentaba con su mirada profunda y plena, “me ha ido bien, gracias a Dios, ya hoy en día me pensioné personalmente, pues a mi edad ya dependo de unos arriendos y vivo bien, con mi familia, tengo a Dios, soy temeroso de Dios, creo en Dios, el autor de la vida y no más... Agradecido con la empresa Kmina”.
Después de esperar a que le hicieran algunos ajustes a la prótesis que recibiría en la Corporación, con mucha alegría, decía, “estoy estrenando una nueva prótesis, hasta que Dios me dé la salud de conservarla y bendiciones para la institución, que hacen una gran obra de servicio para los minusválidos, digamos que son, gracias”.
Jorge, siendo un hombre pensionado, hoy en día trabaja vendiendo propiedad raíz, pues con su prótesis puede transportarse en su motocicleta eléctrica y durante la conversación, en el cubículo de adaptación, expresaba su felicidad y agradecimiento, imaginando la comodidad que le brindaría su nuevo aparato ortopédico, con el que se movilizaría, mucho más cómodo, al regresar a su casa y retomar sus labores.
Reconociéndose como una persona que busca la manera de ayudar a los demás, comentaba que conoció a un amigo, quien perdió su pie recientemente y sin pensarlo, le habló sobre Mahavir Kmina, contándole cómo debía hacer su proceso de solicitud. “La misión de uno, como ustedes, es servirle a los demás, si a una persona uno puede anunciarle dónde puede conseguir una prótesis de buena calidad y que sale gratis, esa es la misión de uno, no se puede quedar uno callado”, agregaba a la conversación.
Mientras hablaba un poco sobre su vida, diciendo, “tengo una vida tranquila, una vida armoniosa, no me desespero, se acostumbra uno a esa realidad y no más, salir adelante en la buenas y en las malas, seguir luchando y animando a los demás, esa es nuestra misión”, también expresaba su agradecimiento a todas las personas que, a través de sus aportes, hacen posible la labor que realiza Mahavir Kmina, de fabricar, adaptar y donar prótesis de miembros inferiores, “es mejor dar que recibir, todas esas empresas que donan, personas que donan, Dios les multiplica, Él está ahí presente para ayudar, porque viene la bendición, entonces uno mismo se bendice, cuando yo doy o las personas dan, ellos se bendicen”, exclamaba mientras se despedía y con sus ojos expresaba gratitud.
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